viernes, 3 de abril de 2015

"Estudié pero no me acuerdo... y otros cuentos igual de peligrosos" de Emilio Ferrero

Cuando los niños se quedan parados leyendo un libro, con un zapato sí y otro no, de puro entretenidos que están, o con la cuchara de dulce de leche en una mano, así, esperando en el limbo de las cucharas que no terminan de lamerse... absortos, vaya... es que ALGO PASA.



En este caso lo que pasaba en mi casa, porque esos niños son mis hijos, es que había llegado el libro de cuentos de Emilio Ferrero "Estudié pero no me acuerdo y otros cuentos igual de peligrosos".

Es un libro de cuentos cortitos, pensado para niños y lleno de guiños como los pajaritos que acompañan cada página, el cartel de "Pasen y vean" de la portada, la ilustración en mitad del libro, el prólogo y el epílogo... hasta ese último cuentito después del epílogo "Uno más y no jodemos más".

El estilo de Ferrero al escribir cuentos para niños (y grandes, porque YO me he reído con carcajadas sin disimular) tiene la frescura y el humor de todo lo que hace. No hay una distancia autor-lector, los niños se compenetran con el libro, lo hacen suyo, lo disfrutan, lo leen a saltos, al revés, se ríen, comentan ¡Y escriben al autor, que les deja su e-mail para que lo hagan!

Los cuentos de Emilio Ferrero están llenos de realismo mágico terrenal, que es algo que he inventado para poder definir lo que son sus cuentos. Están repletos de absurdos reales, de imposibles cotidianos, de situaciones que todo niño entiende porque, Emilio, habla de tú a tú con los chicos y ellos lo sienten compinche.

Lo primero que leyó uno de mis hijos fue: "Cinco excusas infalibles para no ir a la escuela", lo leyó con fruición, en el asiento trasero del auto cuando volvía del colegio, y sí, se REÍA porque más de una ya la había intentado la noche anterior. 

Las carcajadas siguieron con otros cuentos, por ejemplo "Caperucita recargada" que son versiones a la Ferrero de cuentos tradicionales. Ahí fue lo de la cuchara sin lamer, de la risa que le daba. Eso hizo que mi hijo más pequeño quisiera leer también... (además de que "tiene dibujitos muy graciosos"). Y con solo siete años, se lo leyó de tres tirones, tirado en la alfombra y riéndose bajito, así como "jijijiji... jaja... jejejeejej... ¡JUA JUA JUA!" y, por supuesto, pidió llevar el libro a la escuela para enseñarles a los chicos y a su maestra que hay un libro de cuentitos locos estupendo.

En fin, esto era una crítica seria, pero no puedo escribir algo circunspecto cuando hablo de Ferrero, sería como apagar la luz que le ilumina. Precisamente, la magia de este maravilloso autor, viene de la frescura, de la inocencia perversa de lo que crea, del absurdo eterno tan con los pies en la tierra. Ferrero es calidad pura. En todas las versiones en las que he conocido su trabajo... y en este caso, si fuera por mí, este libro de cuentos estaría entre las lecturas recomendadas... ¡bah! ¡Qué recomendadas!, lecturas obligadas en Primaria para abrirles la cabeza a los chicos y dejar que les entren pajaritos... no sea que terminen como Enzo Rulinelo.

¿Quién? Hmmm... te vas a tener que leer el libro para saber.